lunes, 4 de junio de 2012

La casa de los espejos


En la parte antigua de la ciudad española de Cádiz, por la hermosa zona costera de la Alameda Apodaca y frente al monumento del Marqués de Comillas, se yergue imponente una elegante casa de tres pisos y abundantes ventanas que evoca con su arquitectura épocas pasadas.
Cuenta la leyenda que en aquella casa vivía un importante almirante junto a su esposa y su hija. El almirante, que adoraba y consentía a su hija más de la cuenta, le traía un nuevo espejo cada vez que volvía de uno de sus viajes a tierras americanas.
Su hija coleccionaba espejos; y así, como un reflejo del afecto que el almirante sentía por su hija, con el paso de los años la casa fue repletándose de espejos en los cuales la hermosa chica podía mirarse una y otra vez satisfaciéndose con aquella belleza de la cual su padre presumía ante sus amigos y compañeros.
Mientras su madre, sumida en las espesas sombras del olvido, sufría cada vez más celos y su resentimiento hacia su propia hija crecía y crecía cada vez mas.
A medida que el tiempo pasaba, las discusiones y peleas entre madre e hija cada vez eran más frecuentes en los periodos en que el almirante se ausentaba. La relación madre-hija estaba cada vez más contaminada por el secreto odio que había empezado a crecer en la madre, por un sentimiento tan bajo y tan ciego que acabó por arrastrar al crimen a la esposa del almirante.
En uno de aquellos viajes de su esposo la mujer del almirante aprovechó para poner veneno en una bebida y así acabar de una vez y para siempre con aquella hija a la cual terminó viendo como una rival a la que debía liquidar para recuperar el amor que le había sido robado…
Cuando el padre de la joven regresó, se deshizo en llanto al saber que su amada hija había muerto. Según la esposa una terrible enfermedad fue la causa de la muerte.
No obstante, mientras el padre lloraba desconsoladamente en la habitación de su hija, en uno de los espejos que más apreciaba su hija apareció como en un mensaje enviado desde el más allá la escena de lo que realmente sucedió y pudo ver como su esposa ponía matarratas en la comida, un veneno que deterioró a su hija hasta que finalmente murió tras una larga agonía…
Atónito y lleno de ira ante la amarga verdad, el almirante obligó a su esposa a confesar el crimen y se encargó de hacer que fuese condenada a pasar el resto de sus días tras la soledad de las rejas en alguna mugrienta prisión. Sin embargo y pese a haberse hecho justicia, el viejo marinero nunca más pudo vivir en aquella enorme casa en que cada espejo le recordaba a su hija perdida. Por eso se marchó lejos sin importar las consecuencias (dicen que no se volvió a saber de él), dejando tras de sí una casa que permanecería abandonada durante décadas.
Durante ese tiempo la historia de la casa de los espejos y lo que en ella ocurrió empezó a hacerse más conocida y algunos osados jóvenes aprovechaban la noche para entrar en ella a escondidas y demostrar su valentía o investigar si era cierto que allí aún residía el alma en pena de la chica asesinada. Las personas se adentraban en el viejo caserón aseguraban que en la planta superior de la vivienda se podían escuchar llantos y lamentos de niña y en el silencio de la noche el sonido parecía rebotar de forma extraña en los espejos, como si el sollozo proviniera de cada uno de ellos…
Pero si hay algo aún mas escalofriante es el relato de aquellos que osaron romper uno de los espejos, según cuentan en los fragmentos de estos no se reflejaba su rostro, como si el trozo de espejo se negara a devolver su imagen, en su lugar y si uno era tan imprudente como para mirarlo fijamente el suficiente tiempo aparecería la niña muerta reflejada, asomando lentamente su cara con una expresión de ira que haría palidecer al más valiente. Normalmente aterrorizados huían los más rápidamente posible del lugar y mientras escapaban podían ver por el rabillo del ojo como la niña les observaba desde dentro de los espejos que aún seguían intactos.
Actualmente la casa ha sido restaurada, sus paredes se han pintado de verde y en su entrada se ha colgado un cartel que dice: “Alameda Apodaca S.L. Venta de Viviendas de Lujo”. No obstante toda esa fachada es una máscara vacía que no engaña a nadie pues, todo el que conoce la leyenda y cree en fantasmas, mira con cierto temor o respeto aquella casa en la que hace apenas unos pocos años los jóvenes seguían organizando incursiones en grupo o concursos para ver quién se atrevía a permanecer más tiempo dentro del caserón. Ninguno se atrevió a entrar por segunda vez…

El silbón


Muchos son los habitantes de los llanos que cuentan haberlo visto sobre todo en verano, época en que la sabana venezolana arde bajo el rigor de la sequía y El Silbón se sienta en los troncos de los árboles y recoge polvo en sus manos. Pero es principalmente en los tiempos de humedad y lluvia cuando el espectro vaga hambriento de muerte y ávido por castigar a borrachos y mujeriegos y a una que otra víctima inocente. Y es que cuentan que a los borrachos les succiona el ombligo para beberse el aguardiente que ellos ingirieron cuando se los encuentra solos por el llano, y que a los mujeriegos los despedaza y les quita los huesos y los mete al saco donde guarda los restos de su padre.
Algunas versiones dicen que es como un alargado gigante de unos seis metros, que camina moviéndose entre las copas de los árboles mientras emite su escalofriante silbido y hace crujir, dentro de su viejo y harapiento saco, los pálidos huesos de su infortunado padre; o, según afirman algunos, de sus múltiples víctimas. Otras versiones dicen que, sobre todo a los borrachos, se les presenta como la sombra de un hombre alto, flaco y con sombrero.
Existe la creencia de que sus silbidos se suceden unos a otros en ciclos de do, re, mi, fa, sol, la, sí y que se escuchan cercanos cuando no hay peligro y lejanos cuando sí lo hay pues cuanto más lejanos suenan más cerca está. Unos piensan que escuchar su silbido es un presagio de la propia muerte, que puede oírsele en cualquier sitio y hora y que si lo oyes lejos entonces no te queda más salvación que el ladrido de un perro; o, para otros más optimistas, también el ají (un fruto rojo y muy picante que se emplea como condimento) y el látigo.
Cuentan que, en ciertas noches, El Silbón puede aparecerse cerca de una casa, dejando en el suelo el saco y poniéndose a contar los huesos uno a uno. Si una o más personas lo escuchan, no pasará nada; si nadie lo escucha, al amanecer un miembro de la familia nunca despertará.
En los llanos orientales de Colombia, donde le llaman “El Silbador”,  creen que es el alma errante de un mujeriego parrandero que murió en soledad, la gente afirma que él busca la compañía de alguien que a esas horas de la noche ose cabalgar. Pero aquella versión amable es una excepción pues, también en Colombia, otros dicen que El Silbador persigue a las embarazadas, que su silbido penetra los oídos e infunde frío y que, si alguien lo escucha en tono agudo, pronostica la muerte de una mujer, mientras que si suena grave pronostica la de un hombre. En cualquier caso, esa mujer u hombres es generalmente alguien conocido por parte de quien ha escuchado el silbido.
Orígenes
La leyenda de El Silbón nació a mediados del siglo XIX en las llanuras de Guanarito, un municipio del estado La Portuguesa, dentro de Venezuela. Después la leyenda migró a los llanos de Cojedes y Barinas y hoy en día inclusive se la encuentra en ciertas zonas de la llanura colombiana.
Versión 1:
Cuentan que cierto joven descubrió que algo extraño estaba pasando entre su esposa y su padre. Unos dicen que el padre la había golpeado, pero generalmente se cuenta que la violó y que, cuando su hijo lo encontró cometiendo el crimen, únicamente se justificó diciendo: “lo hice porque es una regalada (mujer fácil)”. Entonces la cólera del joven se desató y ambos comenzaron un combate cuerpo a cuerpo, golpeándolo en medio de la lucha con un palo y asfixiando a su padre con éste (que yacía en el suelo tras el golpe), apretándolo con ferocidad hasta que dejó de respirar…
El abuelo, que había escuchado toda la pelea, pues se encontraba cerca, fue corriendo a ver qué pasaba y se encontró con el atroz parricidio. Conmocionado, juró que castigaría al joven, quien siendo de su propia carne y sangre, osó dar muerte a quien le transmitió la vida…
Así, poco tiempo después se encargó de que el homicida fuese atado, dándole entonces una lluvia de latigazos. “Eso no se le hace a su padre…¡Maldito eres pa´ toa´ la vida”, le dijo antes de frotarle ají en las heridas y echarle al perro Tureco para que lo persiguiera. Según la leyenda, el espíritu del perro le perseguirá hasta el fin de los tiempos…
Versión  2:
El Silbón era un joven caprichoso y consentido, acostumbrado desde niño a ser complacido en casi todo. Un día, al Silbón se le antojó comer asadura de venado (hecha con el hígado, el corazón y el pulmón del animal); su padre inmediatamente salió de cacería a buscarle un venado…
Pero he aquí que el padre tuvo una mala jornada de cacería y, tras regresar con las manos vacías, se encontró con la cólera de su hijo, el cual se descontroló y terminó matándolo y sacándole las partes necesarias para hacer la asadura.
Después le entregó las partes a la madre, quien no sabía nada del asesinato; ésta acabó por darse cuenta de que las partes para la asadura no se ablandaban como de costumbre, sospechó de su hijo y avisó al abuelo.
Tras descubrir el crimen, el joven fue maldecido por su abuelo y su hermano (según algunos, también por la madre), quienes lo ataron, le pelaron la espalda a latigazos, le frotaron ají en las heridas, lo echaron con violencia de la casa y le soltaron al perro Tureco para que lo persiga.
Variante de la versión 2:
 Dicen que El Silbón era un muchacho mimado, un joven que había crecido con tales excesos de libertad que, en su adolescencia, se fue de casa simplemente porque le apetecía “ver mundo” y hacer “lo que le diera la gana”.
Fuera de casa, El Silbón llevó una vida libertina en la que las fiestas, los excesos de alcohol y el sexo desenfrenado y promiscuo estaban a la orden del día. Como era violento, cuentan que mató a varias personas y que por ello estuvo muchas veces en prisión (no se sabe cómo salía tan rápido). Pero finalmente El Silbón se cansó de todos los golpes y maltratos que le costaban los excesos de su vida pendenciera y libertina, por lo cual un buen día volvió al rancho de sus padres y allí, pese a todas sus atroces proezas, fue recibido con alegría y afecto.
Ya pasados algunos días, El Silbón invitó a su padre de cacería; y, cuando estaban algo adentrados en el bosque después de que el muchacho guiara al padre por un buen rato, encontraron un árbol delgado y torcido que les obstaculizaba el paso. Surgió entonces el siguiente diálogo entre el hijo y su padre:
Papá, ¿por qué no enderezas ese palo?  Está atravesando el camino. ¿Por qué no lo enderezas?”
¡Ay, hijo!, ese ya no se puede enderezar, debía hacerse cuando estaba tierno, cuando estaba chiquito, ya está muy formado y crecido, ya no se puede.
¡Ah! Si usted sabía que las cosas torcidas se enderezan cuando están pequeñas: ¡¿por qué entonces no me enderezó cuando podía, cuando estaba a tiempo?! Usted me dejó crecer malo, torcido y caprichoso… No sabe cuánto he sufrido por eso. He tenido que matar tanta gente y sufrir tantos golpes para estar vivo ahora…
Llegado el momento, el hijo le confesó al padre que pensaba matarlo, que tenía que vengarse por todo lo que había sufrido por culpa de él. Así y sin darle tiempo de huir, lo agarró del cuello, lo apuñaló y le sacó las partes (hígado, corazón y pulmón) con que se hace el asado. Después dejó el cuerpo tirado y fue a casa con las partes de su padre para que la madre hiciera un asado…
No obstante la madre se dio cuenta del crimen, entró en ira, lo maldijo y, junto al hermano y el abuelo, lo ataron, le arrancaron la piel de la espalda a latigazos, le frotaron ají, lo exiliaron para siempre de casa y mandaron al perro Tureco para que lo persiga, lanzándole la maldición de que sería errante y no tendría descanso pues oiría los ladridos del perro cada vez que se detuviera a descansar…

La mujer de la cara cortada


Kuchisake-onna (la mujer con la boca cortada) es una leyenda de la mitología japonesa. Trata sobre una mujer que fue asesinada y desfigurada por su esposo, convirtiéndose en un yokai (espíritu demoníaco) que regresó para vengarse.
La leyenda dice que hace mucho tiempo había una preciosa pero vanidosa mujer que se casó con un samurai. La bellísima mujer era pretendida por muchos hombres y acostumbraba a engañar a su marido. El samurai sabía de las infidelidades de su esposa por lo que un día en un ataque de celos y furia le cortó la boca de un lado a otro mientras gritaba:
¿Piensas que eres hermosa?
¿Quién va a pensar que eres hermosa ahora?
Se dice que desde entonces una mujer con la cara tapada, por una máscara como la que usan los cirujanos, vaga por las calles de Japón. Cuando encuentra a un hombre joven (mujeres según otras versiones) se acerca y les pregunta con el rostro cubierto:
¿Soy hermosa? (¿Atashi kirei?.)
Recordemos que en Japón el uso de máscaras para evitar enfermedades y no respirar el aire contaminado es bastante habitual, por lo que los chicos normalmente al ver sus bonitos ojos y sus suaves rasgos responden que SÍ. En ese momento la mujer retira la máscara dejando al descubierto la horrible hendidura que se extiende de oreja a oreja con una escalofriante sonrisa. Y les pregunta de nuevo:
¿Y ahora? (¿Kore Demo?).
Todo aquel que dice que NO, se asusta, grita o muestra el miedo en su cara es atacado por el espíritu que con unas tijeras gigantes les corta la cabeza.
Sí la víctima responde de nuevo que  ”solamente” le cortará la boca de lado a lado para que sufra su misma suerte. En otras versiones si respondes afirmativamente las dos veces la mujer te seguirá hasta la puerta de casa donde te  asesinará igualmente, ya que “kirei” en japonés para hermosa o linda es muy parecido a decir “kire” que significa cortar.
Existen otras versiones en las que si respondes que “Sí” cuando ella se quita la máscara, te dará un brillante y valioso rubí cubierto de sangre y se irá.
Es imposible escapar de Kuchisake-Onna, puedes salir corriendo pero aparecerá frente a ti de nuevo. Hay varias formas de escapar que varían según la versión de la leyenda:
- Puedes contestar con otra pregunta: ¿Y yo? ¿Soy hermoso? Eso confundirá al espíritu que se quedará pensativo dándote tiempo a escapar.
- También puedes llevar dulces contigo y se los tiras o simplemente se los ofreces quedará contenta con el regalo y te permitirá marcharte.
Aquí os dejo un vídeo con escenas de la película “Carved” basada en la leyenda…

La leyenda de Hell bell

                                           
Luego de que la cuarta generación de Pokémon lo decepcionó muchísimo, mi hermano me regaló todas sus cosas de Pokémon, molesto. Recibí cientas de cartas qué añadir a mi colección, el Blastoise de peluche que ganó en King's Island hace nueve años, y el juego de Pokémon Diamante que completamente hizo que perdiera su amor por el juego y todo lo asociado a ello. Ese capítulo de su vida se cerró tristemente mientras la mía ganó algo para continuar.

Admitiré que los juegos para la DS me decepcionaron también, había algo en ellos que hizo que la magia de los juegos se desvaneciera un poco... como una persona que creció con los originales, la generación cuatro simplemente no era "mi" Pokémon. Aún así, no iba a darle la espalda a algo que me acompañó durante mi niñez simplemente porque el juego me decepcionó un poco.

De hecho, quería Diamond. Dialga era muchas veces mejor que Palkia, y de verdad disfruté el hecho de que finalmente iba a capturarlo esta vez, en lugar de hackear para obtenerlo o cambiarlo.

Antes de que continúe, debo decirles que esto no involucra a Dialga para nada. Simplemente me gusta y originalmente quería Diamond pero me tuve qué quedar con Pearl porque mi hermano lo pidió primero.
Esto comienza con un pokémon legendario, aunque tengo la certeza de que si hubiese usado cualquier otro, el resultado habría sido el mismo... esto parecía hecho en específico para mí... de otra forma, probablemente no hubiese ocurrido... algo que de hecho, me habría alegrado.

Comencé con su juego guardado, sólo para ver todo lo que tenía. La información decía que tenía a todos los Pokémon en su Dex, incluso los que aún no salían a través de eventos wireless, lo que me recordó que él adoraba usar códigos Action Replay para mejorar su experiencia al jugar... fue probablemente la única cosa que lo llevó a quedarse con el juego por todo ese tiempo... pero incluso usar cheats llega a aburrir con el tiempo.

Luego de iniciar su juego, ví su equipo; tenía seis Rayquazas shiny de nivel 100. Como todos los pokémon que tenía, los capturó usando el tardado código 'encuentra a cualquier pokémon', donde tenías que tirar Heart Scales para indicar qué pokémon querías capturar a nivel 100. Si bien los Pokémon encontrados con este código eran igual de débiles que uno al que se le haya dado un gran número de Rare Candies, aún recuerdo como perdía frecuentemente contra estos.

Usé este código por mí misma cuando jugué Pearl por primera vez, e intercambié estos Pokémon a través de internet para incrementar mis posibilidades de ganar la lotería del juego. O al menos es lo que hacía antes de que un amigo me reprendiera y me viese forzada a iniciar sin cheats desde un principio. Si bien él no necesitaba ningún pokémon para completar su pokédex o necesitase items extra, intercambiar era siempre una experiencia divertida sólo para ver de donde venían.

Así que fuí al Global Trading Center de Jubilife City para ver qué podían darme por uno de estos Rayquazas. Sabía que los podía cambiar por cualquier cosa, pero en secreto tenía rencor contra estos seis por masacrarme tantas veces.

Ya en la red de intercambio, ofrecí uno por un Bronzong que elegí al azar de la primera lista. Claro, no podía elegir un género, pero elegí que el nivel fuese 100, para que fuera un trato más o menos justo. Luego de eso, me fuí por un rato.

Luego de no hacer nada por al menos seis horas, volví para ver si alguien me ofrecía algo por el intercambio. De inmediato me emocioné cuando comenzó la secuencia de intercambio. Sé que fue un simple Bronzong, pero aún así, me gustaba mucho el proceso. Podrías haberme mandado un Magikarp y me habría excitado por eso.

Ya saben como va el proceso; así que no explicaré las acciones. Para hacer el cuento corto, recibí un Bronzong shiny llamado 'Hell Bell'.

Me sorprendí de que me dieran un shiny a cambio, nunca obtuve un shiny al intercambiar en Pearl... pero el nombre me molestaba un poco... siendo una persona ligeramente religiosa, no me siento cómoda hablando de algo relacionado al infierno o algo así... incluso el escribir esto me hace sentir como si pudiese provocar un evento similar de nuevo... solo espero que esto funcione como una experiencia de aprendimiento para ustedes y no como algo más para mí.

Luego de salir, revisé sus stats; todo estaba en 666, su viejo entrenador era llamado 'Beelze' (algo que, de nuevo, tocó una fibra sensible en mí) y fue capturado en la Lost Tower, pero estaba dentro de una Cherish Ball.

Claramente era hackeado, pero fue lo que obtuve por ofrecer un hack.

Los stats y la información del Pokémon me asustaron un poco por el hecho de que no me gustaba el nombre o la información, pero asumí que estaba bien. Aún así, si no me gustaba, podría ofrecerlo a cambio de nuevo... fue aquí donde aceptaría un Magikarp con gusto. Pero cada vez que intentaba ponerlo en el GTS, el juego me informaba que ese Pokémon no podía ser ofrecido para intercambio.

Esto me pasó varias veces antes, cuando intentaba cambiar legendarios hackeados, así que asumiré que es algo que evita que la gente sea 'asaltada'... pero fuí capaz de cambiar ese Rayquaza, y 'Beelze' me mandó a Hell Bell... así que no sé porqué no me permitía ofrecerlo de nuevo.

Aún así, quería deshacerme de él, por lo que la única otra opción era liberarlo. Antes de ir a la PC, revisé el ítem que tenía adherido. El dueño le había añadido un correo, que siempre es divertido... aunque las elecciones de lo que hay que decir son severamente limitadas y las cartas siempre son cursis (algo que odio de la reestructuración de los juegos).

Elegí a Hell Bell y revisé el correo, y no parecía estar elaborado de forma normal, de hecho parecía como si lo hubiesen hecho letra por letra como se hacía en Gold y Silver. El mensaje solo tenía tres palabras:

"Llévame de vuelta."

No estaba segura de qué significaba. Ciertamente no podía ofrecerlo para intercambio... y aún si pudiera, no habia forma de asegurarme de que Hell Bell regresara a Beelze, así que borré el mensaje y fui a la PC para liberarlo.

Elegí la opción de 'depositar Pokémon' y seleccioné a Hell Bell para liberarlo, pero cada vez que la sprite se encogía, de inmediato volvía con un mensaje diciendo algo así como "¡Hell Bell no quiere abandonarte!"

De nuevo, esto ocurrió antes cuando estaba limpiando una caja de la PC en mi segundo juego por Pearl. Quería un poco más de espacio y decidí liberar a un Shinx que había capturado al inicio del juego, pero seguía volviendo. Pensé que era algo tierno y convertí al Shinx (ahora un Luxray) en un miembro permanente de mi equipo porque parecía agradarle mucho... pero esto era de plano molesto.

Cuando revisé a Hell Bell de nuevo, tenía otro ítem de correo... cosa que no tenía sentido pues se lo quité la primera vez. Lo abrí y leí un mensaje algo más largo:

"No puedo irme por mí mismo. Llévame de vuelta."

De nuevo, le quité el ítem y traté de liberarlo sin éxito.

Cuando intentaba depositarlo, el juego me decía que removiera el correo del Pokémon antes de depositar... lo sé. Lo hice dos veces... pero tras revisarlo de nuevo, Hell Bell tenía otro nuevo correo en su posesión.

"Lost Tower."

Finalmente se estaba volviendo más específico, algo que se me hizo relajante en lugar de sentirme algo preocupada, que es probablemente como debería haber estado. Al fin sabía donde quería ir el Pokémon... tal vez dejaría mi equipo si lo dejaba ahí. Me gustaría saber porqué este Pokémon estaba haciendo que mi juego actuara tan raro. Este pokémon estaba hackeado, no el juego... y sé que un hack decente no afecta el juego, pero uno malo puede hacer que el juego colapse... pero este no estaba haciendo nada de las dos cosas, si no más bien, algo intermedio.

Ansioso por deshacerme de él, dejé el edificio GTS y avancé por Jubilife. Estaba muy impaciente para tomar a un pokémon volador del PC, así que solo le enseñé a uno de los Rayquazas el movimiento 'Fly' y elegí usarlo. Pero cuando elegí Solaceon Town en el mapa, el juego me informó que no podía volar ahí... sabía que mi hermano había visitado la ciudad antes, y no sabía porqué no podía ir, pero no me tomé el tiempo para pensar en ello, así que solo volé a Hearthome.

No perdí tiempo en Hearthome, simplemente viajé por la ruta 209 para ir a la Lost Tower y ojalá poder deshacerme de este extraño Pokémon simplemente al llevarlo a donde quería ir.

De inmediato me dí cuenta de la falta de gente en la Ruta. De hecho, no recuerdo con quién podía enfrentarme ahí y cosas así, pero sé que al menos había unas cuantas NPCs ahí... el área estaba completamente sola.

Bueno, no completamente, había una persona moviéndose de atrás hacia adelante; la sprite de un anciano de cabello blanco.

Curioso, le hablé... y fue ahí donde las cosas comenzaron a ponerse algo raras para mí. No decía algo que tuviese sentido, simplemente repetía la misma cosa una y otra vez por un tiempo molestamente largo, así como cuando hablas con un ciclista en específico en el camino bici de Ruby, Sapphire y Emerald. Ya saben cual, el que dice que sabe de donde obtuviste la bici porque el nombre está escrito por todos lados.

"SUENA LA CAMPANA SUENA LA CAMPANA SUENA LA CAMPANA SUENA LA CAMPANA SUENA LA CAMPANA SUENA LA CAMPANA SUENA LA CAMPANA SUENA LA CAMPANA SUENA LA CAMPANA SUENA LA CAMPANA SUENA LA CAMPANA SUENA LA CAMPANA SUENA LA CAMPANA SUENA LA CAMPANA SUENA LA CAMPANA SUENA LA CAMPANA SUENA LA CAMPANA SUENA LA CAMPANA SUENA LA CAMPANA SUENA LA CAMPANA SUENA LA CAMPANA SUENA LA CAMPANA SUENA LA CAMPANA "

Esto no significaba nada para mí, así que no me molesté en hablarle de nuevo, solo seguí moviéndome hacia la torre.

Una vez dentro, intenté subir las escaleras pero algo me lo impedía. Pensé que todos los pokémon hackeados habían logrado joder mi juego, pero ese no fue el caso. Luego de un momento de silencio, el sonido de una gruesa campana de bronce comenzó a sonar lentamente (si tienes curiosidad de como se oye, inicia tu Heart Gold/Soul Silver. Esa campana es el sonido)

Luego de cuatro tañidos, la tumba en el centro de la habitación se quebró y se destrozó como si hubiesen usado Rock Smash en ella. Bajo la tumba estaba un agujero, y ya que no podía ir por las escaleras hacia arriba, caminé hacia él y caí.

Al aterrizar, caí en una plataforma similar a la que está en la Sala del Origen, donde encuentras a Arceus (no hagan como si no supiesen de qué hablo, todos hemos hackeado ese evento.) Solo que era más oscura. Mientras que la plataforma transparente era blanca y brillaba en el caso de Arceus, esta era más de un color rojo oscurecido... se veía maligna, totalmente diferente a la vibra 'sagrada' que obtienes de la Sala del Origen. Viniendo desde la plataforma había un set de escaleras anchas que parecían más bien hechas de mármol negro en lugar de blanco.

No había forma de volver (no podía volar, no podía usar excavadores y no traía Escape Ropes), así que tomé las escaleras y la campana (que ahora asumo era Hell Bell, pues Bronzong es de hecho, algún tipo de campana) continuaba sonando lentamente.

Ahora, me sentía muy mal (¿tú no lo estarías?), pero continúe subiendo las escaleras. Mientras iba más lejos, se empezó a ver como con niebla y más oscuro. Cuando alcancé el fondo, me encontré con un camino estrecho rodeado por largas fosas de lava/magma a los lados... como la cueva donde encuentras a Groudon en R/S/E, pero con mejores gráficos, de hecho.

El camino continúo en línea recta por cuarenta pasos antes de ir a la derecha por otros cuarenta y finalmente ir hacia arriba. El camino final era largo; magma burbujeante aún a los lados, y con cada paso que daba, la campana comenzaba a sonar más rápido, al menos tan rápido como una campana podía sonar... lo que era aún un tañido ominoso y lento. Aunque con cada toque, no podía hacer más que repetir lo que el NPC del viejo decía antes: "Suena. La. Campana."

Finalmente llegué al fin del camino, que era solo una plataforma pequeña de 4x4, y la campana dejó de sonar. Me pregunté qué haría ahí, pues no había nada más que hacer, ninguna forma de liberar a Hell Bell y ninguna de salir... recibí mi pregunta en la forma de una voz sin cuerpo. Una caja de diálogo salió y decía:

"Oh, ¿me has regresado a Hell Bell? De verdad lo aprecio."

Entonces apareció frente a mi sprite. Era simplemente la sprite de un 'caballero', y la sprite del equipo de Hell Bell salió de mí, parándose en el espacio entre nosotros, viéndolo. El juego entonces me informó que le había dado a Hell Bell.

Luego, algo salió en la pantalla táctil, como la parte de la trainer card donde firmas tu nombre. De nuevo, la voz habló:

"¿Te importaría decirme tu nombre para que pueda agradecerte con propiedad?"

Ahora, esto me confundió... bueno, todo lo que estaba pasando me confundía, pero esto de verdad me sacó de onda. Primero, el juego debería saber el nombre programado desde el inicio para el personaje... de hecho, no podría reconocer escritura a mano. Aún así, escribí el nombre del personaje de mi hermano, que era 'Dust'. Hice el primer movimiento; en tinta negra como normalmente lo hace y acababa de hacer una 'D' cuando la voz me detuvo:

"No, no. Tu nombre real, por favor. No puedo agradecerte con un nombre falso, tú sabes."

Mi corazón se detuvo por un segundo y se hundió en mi estómago antes de volver violentamente a mi pecho, ¿cómo demonios sabía el juego que no estaba firmando mi nombre real?

"Tu nombre real, por favor."

De nuevo, comencé a escribir. Porqué estaba poniéndole atención, mirando como se desenvolvía todo cuando tan fácilmente podía apagarlo o iniciar un juego nuevo... eso no lo sé. El pensamiento simplemente jamás apareció por mi mente. No creo que se me permitiese hacerlo.

La 'tinta' en la cual escribía ahora, era de un color rojo brillante... pero aún así escribí mi nombre completo. Nombre y apellido en el espacio que me dieron. Cuando finalicé, el hombre habló de nuevo:

"Bien, ahora sopla, por favor. No queremos que la tinta se corra."

Soplé el micrófono y la tinta cambió de brillante a un tono oscuro de rojo. No pude hacer cambio alguno luego de eso. Después, la pantalla desapareció y el hombre habló de nuevo.

"Gracias, señorita. Estará feliz de saber que ahora me pertenece."

La campana sonó dos veces más mientras mi sprite, actualmente masculina, me miró y cambió a la sprite femenina... cabello castaño, vistiendo totalmente de negro... justo como estaba yo en ese momento.

Hell Bell se movió hacia delante, poniéndose sobre mi sprite y una caja de diálogo final apareció:

"Hell Bell usó APRISIONAMIENTO"

Luego de eso... la batería de mi DS murió. Estaba sumamente confundida. Lo admito, simplemente parecía un evento torcido traido por un secreto del juego desbloqueado por un pokémon, pero ahora...

No duermo, la comida parece hacerse ceniza en mi boca, el agua no apaga mi sed, y la gente y los animales actúan como si la sombra de la muerte pasara sobre ellos cuando estoy cerca... ya no soy yo... le pertenezco a ese hombre... y a Hell Bell.

No sé qué pasó con ese Pokémon, pero si lo recibí, seguramente alguien más lo hará... tengan precaución cuando usen el sistema de cambio, por favor... y si reciben a Hell Bell... no duden en resetear. Tu Pokémon especial de evento no cuesta lo mismo que tu propia alma...

Bueno eso fue todo pasen y comenten su opinion sino comentas hell bell ira por ti en la noche